La mayoría asesinadas por el silencio.
Conozco esas ganas de beber del agua de otros labios. Aunque ni siquiera parezcan el futuro más cercano. No es algo necesario. Es algo nuevo.
Noto tus manos temblar y los párpados cerrados para cambiar la realidad, "que por favor, eso no pase jamás". Ese confiar en que todo se irá. Y no, nada avanza hacia el lugar esperado. Un día bien y tres meses mal. Observo cómo desapareces en cada aro de humo; darías parte de ti por que todo ese remolino de deseos se desvanecieran.
No tienes marcas en tu cuerpo, tan etéreo, siempre has tenido miedo a patinar. A dejar fluír tu sangre sin impedir esa revolución. Ni siquiera te imagino en un calentón, flaca y desnuda, en el servicio de ese bar.
Sonriéndole al tiempo sin vergüenzas ni complejos.
También he sido parte de esos nervios y ese comerme el cerebro. He roto más de una pared a cabezazos. Cuesta admitir que te desmorona, que ese "monstruo", lleva el mando. Es demasiado difícil dejar de hacer lo correcto para tu esquema de ideas. Eso pasó en mis vidas anteriores, y fracasé. No recuerdo exactamente el día en que mis piernas dejaron de responder, solo que fue demasiado precioso.
Nacer otra vez. Aprender a respirar. Dejar de estar contaminada. Arrastrar mis manos por mi cuerpo y disfrutar si no me podía controlar.
Sin embargo, te veo evolucionar, poco a poco, sin saber cómo. Te transformas en cientos de figuras. Crees tener tu corazón en la mano, es gracioso. Destrozas lo que tienes y lo vuelves a pegar con las babas que se te caen al sorprenderte, al notar ese dolor. Tu dolor.
Y mañana, lo vuelves a hacer.
Diseñas escapadas a ciegas, el alcohol es siempre necesario en las noches que apenas duermes. No te dejan, ¿verdad? Y si te abro en dos, para ver tu interior, seguro que te asustas, por ver nacer todos esos caminos que deberías cruzar. Y tú, solos los quieres evitar.
¿Sabes? No tengo la verdad absoluta, eso se lo dejo a otros. Ni me interesa marearte con teorías sobre cómo seducir a flamencos rosas, eres demasiado seria para aguantar tanta tontería. Tampoco necesito decirte cuánto podría ayudarte si dejaras de gritar cada vez que cualquiera cruza las líneas de tu imaginación.
Sigue así. Te quedan meses de rupturas inconexas. Desastres que creerás dejar atrás con canciones melancólicas de borrachos; eso solo serán más huellas. Un horco, ese mundo de fantasías incendiado por tu desquiciante manera de salirte con la tuya.
Y al final, te romperás.
Tus manos se llenarán de otras vidas.
Seguramente, ni me acordaré de ti para ese entonces.
Y me sorprenderá.
Será genial, verás que sí.
Que extrañamente bonito.
ResponderEliminarY una gran verdad, para mí.
ResponderEliminarGracias :)