lunes, abril 25

Arrancarnos del brazo las tiritas.

Apaga la luz si te apetece. No es de día todavía, pero da igual. La sombra es un buen lugar para dejar de pensar que eres alguien a quien admirar. Coges la almohada, mañana te habrás olvidado de todo lo que he podido decir. Mis demonios tienen fiesta, juguetean con mis arterias, enviándolas a la mierda, no tengo ganas de levantarme jamás. Pondré alambres entre mis ojos y la realidad, para que mañana no me digas que sigo ausente. 

Y si sangran mis palabras, no te preocupes,
solo es el dolor de ver cómo te vas, 
con todo lo mío, con todo lo tuyo.

Mis manos no dejan de crujirse, mientras conversan sobre cómo romperme los dedos 
para no escribir la pena que me da que la primavera se entrometa entre 
tu cuerpo y mis sábanas. 
Observo las estrellas que empiezan a desaparecer, el sol está por hacer su papel. 

Tengo miedo, quizás sea demasiado tarde para decirte cuánto te quiero, 
que ya no tengo ganas de irme a Canadá para que tu cuerpo 
se difumine en los vasos llenos de soledad, 
ni que esas pastillas te conviertan en un monstruo de color, 
de esos que te gusta ver en películas de niños. 
Mi pelo ya se ha cansado de escucharte titubear 
cuando te hablo de planes inalcanzables, 
aquellas utopías que quiebras con tus uñas pintadas de rojo. 

Eres la única persona en la que me gusta ver el rojo en uñas y labios.

Espero a que dejes de enredar los hilos que te di para que me hicieras parte de tu rutina, que es difícil entender que tienes motivos para dejar esta cama e irte a pasear, sola. Como si nunca te hubiera dicho nada. Por mí, ni siquiera me hubieras conocido. Arrastro mi cuerpo hacia abajo, más cerca de ti. 

Te acomodas lejos de mí. 

Mi corazón hace demasiado ruido al desquebrajarse, me habré movido más de la cuenta, seguro que te habrás despertado. Recojo mi ropa. Recojo mi vida. 

Seguro que encuentras a alguien que te quiera antes de que te olvide, 
espero que me presentes tu nueva vida sin rencor, 
tomemos un café y repasemos mis manías, 
esas cosas que nunca te gustaron y otras que nunca se irán de tu vida. 

Por mucho que dejes de tomar chocolatinas a las 4 de la madrugada y dejes de escuchar las letras enfermizas, aquellas que te susurraba la primera noche que olvidamos la ropa.  



domingo, abril 3

Help me, you make me perfect.

"Help me, I broke apart my insides.

Help me, I've got no soul to tell.
Help me, the only thing that works for me, 
Help me, get away from myself.

I want to fuck you like an animal.
I want to feel you from the inside.

I want to fuck you like an animal.
My whole existence is flawed."

Y va y me pisa el pie el invierno.

"El oso anoréxico está engordando 
porque no es capaz de digerir las hojas muertas.
Los perros son los que mejor conocen la música, 
ellos escuchan nuestros altavoces interiores. 
Ladran, porque es lo único que le podemos recriminar 
para que no sean personas."


Notas de días sin comer.