martes, noviembre 22

No tienes con quién dormir.

Me toco la pulsera. Es un acto nervioso cuando no sé qué contestar, si sonreír lo veo demasiado para ti, me disparo a mí misma, me toco la pulsera. La pongo en su sitio y te miento. Me tranquilizo a espasmos, te observa, caer en picado hasta el fin del mundo. Un mundo de colores y ropas que huelen a niño pequeño, golosinas que cavan un túnel hasta el más allá; epitafio de mi personalidad. Te cojo de la mano y prometo a la ficción que no volveré a pasar noches estornudando historias. Me quedo en la realidad y los dolores de estómago. Es más bonito imaginar que lo irreal solo es algo más que contar. Vivir en tantas aventuras me satura, te da mala espina, llamas a la policía y maquinas escapar antes de contar diez. No entiendes qué locas se acercan a ti, hablas a un público oscuro e inexistente. Espera, les veo reír. Sus dientes, blancos y puntiagudos, el camarero pide que paguemos y nos marchemos al infierno. Tu casa, cada uno de los cojines huelen a miedo, jugamos a ser malas personas, fumando sin parar y subrayando los chistes que nunca hicieron gracia al resto. Te acaricio el pelo, bajas hasta el último piso de mi cuerpo, yo hago justicia a lo que veo, me tumbo en el suelo. Hacemos gestos raros, otros dirían que el estreno fue el mejor que vieron. Luego, en la  temporada que pasamos en aquel lujoso teatro de mesas encharcadas de odio y complejos, nos atrevimos a vivir. Estudiabas el papel, te vestías de pijama y cuando iba a hacerte la semana más fácil, la complicabas a gritos y apagones de cariño. Todavía me siguen preguntando, ¿fue verdad tanto decoro de la realidad?

No lo sé, suelo contestar, me tapo la cara, hago muecas de dolor. Después de caerme sin querer del coche de tu sexo, tuve que recuperarme a través de las mierdas que nunca te gustaron de mí. Porque eso sí era verdad, me herí a solas cuando quise hacerte feliz. Todo fue una buena y real mentira.





"Subí a pillar un poco más,
después de todo esto,
no está mal".

- Grupos que imitan a grupos y parecen hasta mejores grupos.

186 COSAS SE HAN VUELTO INTELIGENTES.

Un universo del revés, donde me odias más que ayer.

La magia del encuentro. Las formas de tocar un cuerpo. El estornudo de no escucharte. La voz sin voz del amanecer. El mirar la luna a través de los ojos que un día me clavaron en un lugar desconocido y cruel. Los brazos sin amor. Las bocas destrozadas de gritarle al cielo. Estrellas que brillan en tu ombligo. La verdad de toda mentira. La mentira de toda verdad. Esconderte de ti mismo, detrás del espejo del salón, encima del tenedor que está clavado en tus vísceras. Adelgazar para que quepas en este mundo con salidas a un futuro no posible. Ninguno de los casos nos gustó. Aterrizar en tus huesos, vestirte a trozos, rellenar el huevo entre tus sueños y mis pesadillas. Ver cómo te disfrazas de mujer mayor. Atraer rayos para carbonizar tus buenos sentimientos de parejas pasionales en el sofá; resquicios de juventud en bragas que antes vestía yo sin preocupación. Actrices que bailotean en mi sien. Arrumacos, cadáveres y suciedad. Películas que me hacen estudiar, entenderte a medias desde la cabina de la estación en la que nunca estuviste.

No sé cómo contarte.
Te vi hacer de las tuyas en el cumpleaños de satán.
Ese chico de ojos redondos
pelo rizado
ganas de morir.
No sé cómo decirte.
No sabes nada de lo que llevo tragado,
copas de cristal
celebrando tus desquiciantes ruiditos,
el bolígrafo
las medias rotas
las uñas de porcelana.
Haces como si nada,
saludas a mi alma,
yo sonrío,
te dejo pasar.

Ah no,
olvidaste el bolso y tu vida dentro de mi pulmón izquierdo,
duele no hacerlo,
tienes, debes
destrozarme
aniquilarme
repasar
cada
uno
de
mis
defectos.

Todavía me acuerdo.
Olías a miel.
Empalagabas como el ron,
te vomité igual que este.

Pero sigue escociendo
los ojos cristalinos
las barrigas planas
tapadas con mantas de roces;

te quiero mucho más que ayer,
me sigo haciendo trozos al verte aparecer.


viernes, noviembre 11

Hasta el microondas lo hace mejor que ella.

Las mismas venas que un día te echaron de menos, se transformaron en látigos mutantes que arrearon a cada uno de los recuerdos que te traían a un presente vacío y convulso a la misma vez. Los látigos, aguataron sus cinco litros de sangre hasta el fin del mundo -esa línea que llega desde tu columna vertebral hasta el infierno donde Sat´na se confundo con tus ojos claros y dolorosos-. Allí, vi ese tú y yo inalcanzable a ojos humanos, tambaleando en la línea del bien y el mal -los consejos que nunca le diste al mundo y yo los creí un manual de autoayuda para convertirme en alguien a quien poder abrazar-, pero cayó. Sin parar, sin frenos, como cuando yo me despertaba y me empezaba a mover, insegura y débil, mientras tú roncabas serenatas de pesadillas que nunca te atreviste a contar a nadie más que a mí.

La caída, tan monumental como la bronca que me gané por creer en nuestras conversaciones filosóficas y cargantes, fue a su vez preciosa y realmente indolora. Te he vuelto a conceder la oportunidad de destrozar esa unión de idiotas (espero de verdad, que sea la última), con tu fuego de insultos aceptados en la RAE, además, tus vidas particulares arrollaron el fuego de mis manos (siempre torcidas, manías inversas al tiempo). Nos ví, maravilloso creerte vencida, apagada y descuartizada por el tiempo. Analicé los restos antes de marcharme a casa, pero solo quedaron los cristales de las copas que guardé para celebrar que volverías riéndote, diciendo que era una broma de esas que nadie entiende, de las que siempre me río con ganas y propulsión.

Me amarré al cuello el orgullo que olvidé en nuestra última cita de cama, até las soluciones para una vida aburrida y llena de rutina despistada y olvidadiza, y me llevé a casa el obligarme a llorarte todo el tiempo que la rabia no me dejó vivir. Reconocerás que matarnos era un trabajo realmente patético y hastío, pero necesario.

Ya puedo decir que si me ves sin consuelo, gafas rapando las ojeras mentirosas, temblando al hablar, gritando a carcajadas sonoras y ridículas. Si me ves, olvida que estuve dentro de ti, buscando respuestas al Universo. Si mis daños colaterales es hacerte sufrir, engordar de aguantar el llanto, no me culpes de tu desorden mental, yo no quería ni que supieras que sigo pensando en ti; de cualquier manera, cualquier día.

Hoy vuelvo a creer en que el viernes me recupera de la semana de tormentas y sí, lo he vuelto a hacer, levantarme antes que el sol. Creo que va a ser la única forma de matar al demonio que come de mis lamentos y perforaciones infectadas de pasados lunáticos. Se parte de un diario de tragedias que no hable de suicidios cada tarde, para cada mañana decidir cambiar el mundo. Me calma estar agotada de estar cansada de querer y casi siempre no poder. No me haces la gracia de antes, y sigo pensando que tanta oscuridad no fue buena para un hígado falto de cariño y amor, que este frío no es culpable de que te acaricie la mala hostia de aquel que cree en armas y rarezas que te llevan a acabar con el mundo que tanto odia. Y puedes pensarlo, quizás aciertes por suerte o desgracia, como siempre, que estoy fatal, que hoy me ha dado por creerme Dios. Y si es así, déjame, es otra forma de olvidarte.


"Aunque hables de amor vocacional,
bailas siempre en horizontal
y tan deprisa que al final
conseguirás ser invisible.
Aquí no hay nadie imprescindible,
no me vas a impresionar."

No salgas del pastel. Manos de topo.
- No quiero un diciembre de nueves, por favor.









miércoles, noviembre 2

El día dos, aguanto hasta el final.

Apenas tenía el pelo largo cuando le conocí. Me hizo gracia lo que contaba, algo así de habitaciones con cerraduras de metal, electro shocks para olvidar cuán difícil es olvidar, pastillas que hacían siluetas perfectas de una vida mejor y arrancarse las uñas esperando un suspiro, algo que se pareciera a la vida. Hablamos hasta que empecé a estornudar sin parar, la tos me asegura no hablar con nadie más de lo debido para engancharme a sus costillas. Soy muy pesada cuando me da por querer; este sistema se lo inventó mi hemisferio izquierdo cuando me enamoré treinta veces de una persona por hablar treinta veces más del tiempo permitido. Eso, él no era guapo, sino gracioso. Cantaba canciones de navidad para ganarse la vida en fechas en que preferiría morirse poco muy a poco. No podía evitar tocarse hasta reventar la magia de hacer lo secreto tan público como los pechos de las chicas de revistas.

El tiempo pasó sin querer, yo acumulé horas de encanto y aguanté la tos, para no molestarle. Sus discursos eran magníficos, casi parecía haber estudiado los mecanismos telegénicos que se necesitab para engañar a la multitud en esos momentos de duda y estrés. Enumeré tres mentiras que repetía sin parar, que contradecía sin tener pausa. Y decía:

  1. Nunca tuve ganas de ser hombre. Nací así para mantenerme en pie mientras las mujeres labraban un futuro con una superficie habitable para su especie.
  2. Me escapé con siete años de los brazos de mi madre, pasé trece depresiones hasta hacerme mayor, en una de ellas, cabalgué por el lomo de la chica que hubiera dado su corazón a trozos por mí. Ella murió de sobrecarga, sentí que no se movía igual al cuarto día de viaje.
  3. Razoné que estaba mal cuando las canciones contaban pasajes de mi vida, aunque yo siempre lo creí normal, cuando escucharon eso los médicos, nadie daba crédito.

Tuvimos noches bonitas. Las estrellas parecían nuestras, el mundo giraba a nuestra par. Yo no dudaba en clausurar el temor al compromiso y me desnudaba para dejar de pensar. Demacrados, hicimos del camino algo divertido, fue interesante verle caer y subir de la montaña rusa, mientras yo me mantenía lejos de todo sentimiento, solo me salía llorar cuando pasaba días a solas conmigo misma. Rezaba y empecé a creer en el Dios ese que habla tanto y tanto poco hace. Nos escapamos de los ciclones que alzaron los países en los que vivíamos. Empezamos treinta y cuatro veces una relación que no tenía sentido. Mi tos pasó de la típica alergia a una fuerte tuberculosis. Días después de la tormenta, no volvimos a dormir separados. Él, hecho trozos, yo de tanto llorar y toser, me convertí en sangre seca salpicada en una pared llena de polvo. Decían que los huesos eran imposibles de arder, pero he visto incendios en su esqueleto mientras yo, como siempre, dejaba de sentir para poder continuar viva. No pudimos casarnos, por eso, de que los únicos que nos veíamos éramos nosotros, un nosotros tan infinito como la canción que nunca te dediqué por miedo a que esto fuera para largo.

Nos lloraron las gentes que nos detestaban,
ya no tenían a nadie a quien criticar.

lunes, octubre 31

Algo en mí no funciona muy bien.

"Y si no encuentras fuerzas para salir de aquí,
yo las sacaré de donde sea y seguiré sin ti."

Siempre es posible encontrar lágrimas en otras bocas, lágrimas olvidadas, que justo cuando se vuelven a escuchar, hieren como la primera vez. Medicamentos instalados en vicios colectivos, arrancando un aullido en silencio de la garganta enrrojecida de tanto suspirar. Toser sin parar al ponerme nerviosa de tanto buscar y no encontrar razones para un paso adelante, que no sean dos para atrás, motivos inalcanzables a unos ojos ciegos de amor y vendiendo este círculo de espirales, se hace eterno el viaje hacia la nada. Preguntar al cielo, qué pasará, si harás vida normal después de tanta rutina dolorosa y cruel, arrastrada, maniatada a un pasado que solo conocen tus manos. Riguroso luto para tanta torpeza y remediar el fin, aceptando el final que el destino le quiera dar.


La clausura de tanto llanto, tanto versionar una misma historia, siempre trágica. Me lame el tiempo, los latigazos que me daban las carreteras solitarias de tus espaldas y la luna, tan alarmante como siempre, me muestra la verdad de toda mentira. ¿Tanto tiempo he sido capaz de entenderte? Y que yo, para siempre y jamás, seré la víctima y verdugo de este relato de idiotas. Todavía son capaces mis ojos de lastimarse, ante versos aletargados, con la poca luz con la que te vi la primera tarde de un julio de cojones, aquel diciembre de los sietes. Continúa mi paso por la sangre, que derramada y hastía, graba el mismo nombre en una piel harta de romperse por el absurdo de la tortura que da permiso cada uno de los tropiezos que da mi frente contra tus cejas.

Mis ojeras, inocentes, nacieron en un febrero de frío y lluvia, nunca fuiste la razón de tanto terror al compromiso. Ya era un desastre antes de que decidieras unirte a esta escalera sin escalones que leven a algún lugar, otro lugar que la habitación oscura y pestilente, que aguarda el alma sin reposo que soy desde que tomé la determinación de morir, poco a poco, antes de llegar al ridículo. Pero sin embargo, llegado este, fui capaz de cruzarlo y presentarme con caras diferentes a la humanidad, esa que tanto odio en las semanas que alardean de rencor, por un mundo mejor. Y sí, tuve la oportunidad de ser feliz, muy feliz, pude cuidar del cielo y sus estrellas, pero hasta a este volví loco, empezó a amanecer a las 4 de la madrugada, y antes de que llegara el mediodía ya era una madrugada intensa. Fíjate, que tantas veces repetiste lo de que yo era demasiado clara para la oscuridad de la tinta que define las líneas de mi corazón, pero nunca conociste de verdad cómo me transformé en esa adolescencia sin vivir, música y despilfarro de cigarros atosigados, antes de que llegaras ya conocía los polvos blancos por la desgracia de pertenecer a un mundo en el sobran las canciones fraudulentas de sentimiento, al que le hace gracia llevarse a personas que se ríen a carcajadas de la Parca.


No hubo presentimientos, ni yo estuve al límite del vómito y la desesperación, mi barriga sufre de locuras enamoradizas y cría mariposas muertas, todas muertas, como estas hojas de cuaderno, rotas y amarillas, del tiempo, que pasa más rápido por las venas que te llevan enterrada. Tus ojos no fueron el fin del globo terráqueo que pisaba, porque yo nunca pisé este jodido suelo, mis zapatillas estan sucias de sociedad y desorden, y siempre llevo muy arriba el ánimo por si me encuentro con tus restos, no se note la sonrisa diabólica de comprender tanta paz, de verte derrotada y hecha mierdas. Y claro queda, mi amor, que no fuiste tú la que me enseñaste la violencia que da el querer de más, porque yo ya había destrozado muñecos viendo a esa parte de mí que salía de casa para siempre. Y es que, cuando llegaste, ya le lloré a la luna y el sol porque todo hubiera sido al revés, que no hubiera habido noche de junio, ni tarde de febrero y mucho menos, salud para recordarlos. Pero la vida pasa, y el encanto de este sufrimiento emana en el insomnio de observar las escenas que se repartieron para este rodaje irrisorio e inexplicable. También y lo sabes bien, pude decirte esto frente a ti, pero nunca tuve cojones de verte y gritarte lo mismo que has escuchado mil veces.

Porque fuimos una alucinación del Dios con el que no hablo desde que me caí con la bicicleta azul escaleras abajo, hasta perder la barbilla que siempre me caracterizó. Sabes que me he vuelto a enamorar, de imposibles, universos asombrados de existir, con tal de tener algo en qué pensar.

A pesar de comprender todo esto que escribo tan bien, sigo pasando mis días enjuagada en el odio y gusto de ver cómo se caen las torres más altas que me hacen sombra, el mundo se va a la mierda, la gente que te "quería" es demasiado tonta para verte bien, y si lo hicieron alguna vez, se asustaron. He fundido todo lo que podía hacer después de tu desaparición y todo, todo se ha relativizado. Cualquier historieta me parece vana y aburrida, dime ¿qué hago?, con esta forma de ver las cosas siempre mal.

Y por último, sigo teniendo miedo a dormir con alguien a mi lado, no vaya a ser que me mueva, me despierte, me desvele, me quede mirándola y comprenda, que lo único que tengo que hacer es sentirme bien. Y así, vivir. Y ser feliz, pero eso es demasiado increíble para mí. Soy más vulgar y tengo naturaleza de hiperactiva, y prefiero estar errando mil veces por toda la eternidad, antes que una vida junto a un cuerpo que tendrá que soportar rabietas, desconcierto, arrumacos y follar hasta que la luna se canse de mirar. Jamás creo que pueda suceder, espero, al menos, tener fuerzas para rezar por que llegue y mantener la fe en mis pulmones, antes de que esta soledad enferma me descuartice una vez más.

"Y me suplicaste: déjame de una vez, déjame de una vez."



martes, octubre 25

Pues hasta morir la única opción siempre es matar.

"... la culpa solo en parte es mía 
y en parte lo es de los demás;
de lo que se trata es de morir o de matar,
de morir o matar.

Y tus párpados cayendo se me antojan guillotinas,
y te observaré durmiendo y me pondré a susurrar:
Nuestras almas no conocen el reposo, vida mía,
pero, si hay algo que es cierto,
es que te quiero un mundo entero
con su belleza y su fealdad.

¿Por qué no puedes aceptar que esto no se trata más
que, amor mío, de morir o de matar?".

Morir o matar. Nacho Vegas. 









lunes, octubre 17

No me digas que la conoces.

Terriblemente agotada (de):

- Vuestros laberintos, desordenes de conciencia que me traen floja la existencia, esas historias enredadas a presentes comunes. Todos sufrimos alguna vez el hinchazón del pecho, que el corazón ande mas rápido de lo normal. Como un café por la tarde. Como ver que la vida pasa sin querer hacer nada.

- Vuestros fracasos, que si el mundo os cambió y no pudisteis grabar esa canción tan exacta y precisa, que de original partió las raíces de algunas de vuestras venas, bien. Pero la verdad, importarme, más bien poco.

- Vuestros deseos, los de fin de año, los de cumpleaños, los que sean. Son latitudes que nunca quise conquistar, y perdónenme si pareció interesarme, fue un despiste de los muchos que cometo al día. Ya no me hace gracia eso de ser la chica de las cervezas que se ríe sin parar, quizás me aburra de mi misma y por consecuencia, de todo lo que fui hasta ahora.

- Vuestros pasados, tan aletargados y cursis. Dios no hizo esta bola de cristal, con debilidades mutuas, filosofías escritas en las huellas de nuestras almas, al fin y al cabo, a todos nos jodieron la línea del destino alguna que otra vez. Pero saberlo, es más bien irrisorio, molesto, cargante, aburrido, de locos.

- Vuestras formas de pensar/opinión, alguna que otra vez volveré a caer en ese error. Pero hoy, con tanta fuerza en mi pecho, después de un verano desapercibido, que os jodan, de verdad. Sois peor que lo peor. La sociedad y la persona, la persona y la forma de partirse el cuello encontrando similitudes en todo lo que nos pudiera pasar. Esos cuentos con finales americanizados. O como sea la cosa.

Y parte de todo eso es lo que pienso.
Y no os culpo, se guramente sea culpa mia.

Decidido esta, no quiero formar parte de esta broma.



///You ask me questions
that I never wanted to hear-

The Cure. It's not you.

http://www.youtube.com/watch?v=gZdilIwlyIc







jueves, septiembre 22

John was a scientist, he was hooked on LSD.

"Hoy clavaría una viga de hierro oxidado en mi corazón y tiraría cuatro tiros al espejo que me enseña el cuerpo de mierda al que pertenezco. Ojalá se reviente el cerebro y se divida en cientos de trozos, que arrastraré por la habitación solitaria. Con el esófago y la tráquea decoraré el fondo de armario, como si fueran bufandas. Mis piernas serán la muestra de que jamás te olvidé, que suelo hacerme heridas allí donde tus manos fueron pioneras, dejando banderas sin color. Mi alma se puede quedar en la tierra dándole el coñazo a todos aquellos que me jodieron la existencia, espero que de unos buenos portazos y se coma las tartas de cumpleaños de los que disfruten la primavera."




En serio, qué grupo. 
Qué canción.


"I said that, you must believe me
when I say I'm fighting the deads.

Can you see the lumps on my head?"

[Butcher Blues lyric].



viernes, septiembre 16

She should have been a son.

Yo no tengo la culpa:

de tus mentiras
a la vida,
como palacios,
bonitas y gigantes.

De tus medicinas
a tu garganta,
como galletas,
dulces y adictas.

De tus liquidaciones,
como canciones,
grabadas y enterradas;
en mi corazón,
justo en el medio,
donde nadie lo vea,
te quiera,
donde nadie se de cuenta,
puedes irte a morirte.

Si alguien se da cuenta,
podré disimularlo,
es fácil verte mal,
no conozco otra forma,
supongo que me acostumbré.

Eso, no tengo la culpa,
de tanto quererte,
empecé a odiarte,
mereces ser mierda,
estiércol,
pena, 
o cosas de esas.

Se te da mejor ser invisible,
corazón.


Dije.


jueves, septiembre 1

I don't care about the things I leave at home.


"You want to burn your bridges?
I'll help you start the fire.
You want to dissapear?
I got the manual right here.
You say you want my help?
I can't help myself."


Si te miras al espejo, 
verás mis ojos saltando la comba.
Mis corazones,
bailando tus canciones,
qué vergüenza,
¿qué?
Cuando nos vimos,
saliendo de la vida,
desnudas y sin amigas,
no sé.

¿Recuerdas?
Cuando mis dientes,
todavía,
eran blancos e inocentes.

lunes, agosto 29

Veraneante accidental.

Tú, sumergida en mi manantial infectado de palabras acuáticas y desarraigadas, devoción de tontos. Quererte y callarme, mientras arreglabas el mundo desde tu corazón al cerebro, esas batallas que sigues teniendo con los caminos que nunca son rectos; hoy me duelen las rodillas demasiado para aguantar tus recortes de presupuesto en las horas, a cada persona que se te presta. Como si fueras del color más oscuro inventado en la naturaleza, tiñes mis presagios (esas palpitaciones que toman cafés con mi sistema locomotor, los infartos de la vida) y, convertidos en despedida fugaz, ¿qué quieres que te diga? Por mucho que lo necesite, las pocas horas que no duermo sin freno o encuentro algo donde echar el hervidero de comederos de pájaro que, disimulando, se comen hasta mis uñas, ya me están empezando a sobrar.

Quizás sí, quizás sea eso, que, aunque prematura, nuestra ruptura con el universo fue lo mejor que nos pudo pasar. Lo único factible, lo de verdad, aquello que no pudimos evitar.


jueves, agosto 25

Tú siempre estabas dispuesta.

Decía el Romeo de mis adentros, "no puedo vivir sin ti". En el cuento de cada noche, me bajaba las bragas para tus mensajes desde otras galaxias, sin vergüenzas, y que me ataras a tus huesos con cadenas de plata para hacerlo más romántico y leal - sabes que siempre andabas quejándote de mi favoritismo por la suciedad en las parábolas que brotaban de mis venas hasta tu corazón-. Pero, ahora soy capaz de ver, desde el monte al que escapé con las ganas de vomitar debido a la ingente cantidad de perfumes diferentes que traían tus camisas, que solo estabas montando otro puzzle más, organizando cada pieza para echarte de menos cuando a la vida le diera por renacer en mis entrañas, sobornando al cerebro con fotografías que intentó olvidar a golpes de pecho: esa persona debió preguntarme cuánto quiso entrar en mi camino, para saber cuánto debía admirarle y cuántas tazas de café me hubieran gustado romper con las risas y el despiste de las tardes que empezaban a curarme la llaga.


En un principio, desde las cabañas solitarias y apestosas, solo fuiste la traición número 23040 que supuró las heridas que mantuve abiertas por diversión y canibalismo, lunas que tenían pies, soles que sufrían resaca. Te hiciste a otros brazos, decían tus diarios, lejos de los míos y pronto -tan pronto como yo te quise tener en mi pasado- olvidaste cómo me destripaban los helados de chocolate el estómago infectado de amor y nidos de mariposas muertas - tus ganas de creerme única, mis veces instaladas en las huellas que dejaban tus historias de película norteamericana-. 


Yo, ahora sé, que nunca dudé en hacerte hueco entre las muelas, para que tuvieras calor, comida y mi voz - por si el recuerdo te amenazaba con salir al presente, infierno de mis quereres-. Creí hacerlo bien, pero fue otra forma de fracasar, la soledad de tus calladas experiencias, te apuñalaba en la primera esquina en la que decidías recordar cuánto bien le hicimos a la vida. 


Pasando el tiempo por la ropa, mis ojeras siempre tendrán sitio para tus ganas de no-gente-para-nada y el no comprender lo extraño de las cálidas noches de invierno cruzando los cables desde tus imperfectos a mis desastres. Quise cuidarte, pero alguien vio divertido emborracharme, regalarme libros donde traducían tus fotografías en una forma de "escupir lo feliz que te hacía tirar a la basura todas las cicatrices que visten mis muñecas". Ahora, tarde, sé que todo eso es mentira. 


Una mentira gorda y catastrófica. 


De idiotas.






- Hace poco, en los sueños que me revientan,
escuché de mi propia boca, mi propia voz:

"Recuerdo,
ser recibos del gas,
gastado en la mecha
de las ciudades sin vida,
noches de ruido,
cervezas
y miradas sin sentido".



"Cuando vi la forma en que me conocías,
la manera de mirar,
el modo de entender la vida,
los espacios donde miras.

Cuando viste que tan solo era un suicida,
un egoísta irresponsable,
a punto de romper el cable.

Cuando viste que tan solo a duras penas,
me podía levantar,
curaste todas mis heridas,
me solías esperar."

Fito. Quique González. 

miércoles, agosto 24

Mañana ni me acordaré.

"Voy al baño,
estás ahí,
trágico lunar,
me estás mirando.
Me acerco más a ti
y advierto que,
estás llorando.

No me digas nada,
porque escucharé,
mis propias palabras,
y el espejo,
tendré que romper."


Y ahora no sé porqué,
tus idiomas,
mis madrugadas.

Los jardines infectados,
los estanques secos,
mi corazón vomitando,
tus ganas enredadas,
justo en mi pulmón derecho,
los restos del armisticio,
juegos pasados de rosca,
misterios líquidos;
gelatina y resistencia,
tus huesos y mi paciencia.

martes, agosto 16

Vienen encendiéndose, persiguiéndome...






Cosas que pasan.



Tardes,
dejándote morir,
soñar.

"Quizás volvamos a los 70",
la música se calló,
mi pulmón vomitó,
la vida se enfadó,
y tú,
brillando,
temblando,
¿qué pasa si ya no me quieres?

Tu vida empezaría a ser de verdad.
Pesadillas.
Sin madrugadas inquietas.
Delirios.
Razones que dan celos,
(angustias)
a los que no creen en San Viernes.

Los que no bailan,
los que no ríen,
los que no dicen mentiras,
los que duermen antes de las diez,
los que toman sopa,
los que beben vino blanco,
los que adoran el pescado,
los que engordan,
los que no tienen pasado,
ni vergüenzas,
ni congeladores por estómago.



Pd: el vídeo,
lo mejor que puede ver alguien que cree en San Viernes.

"No habría corazón en la garganta."

I wish I could reach your cancer when you turn black.

Nunca entendí lo de tener la tierra a mis pies, abriéndose de patas, tirándome las bragas. Quizás nunca la tuve y simplemente la sentí; de esos días en que dices todo lo que se te pasa por la cabeza con tal de echar fuera fuerzas que te sobran en tu escuchimizado cuerpo. Eso, solo me pasó con cierta edad, a partir de ella todas las plabras que cruzaban mis dientes, antes eran analizadas por la saliva, la garganta, la traquea, el cerebro, el corazón, los recuerdos, los miedos, la sangre, la vida.

Yo no puedo hablar así. Ni yo ni nadie que sea tan cobarde, histérico y maniático-controlador como yo. Tengo ese demonio interior que me hace ver los efectos secundarios de las palabras mal colocadas, esas conversaciones con las sienes de mi alma, chocando la frente contra la pared. Siempre he defendido mi última relación personal. Esa chica, a la única persona, hasta ahora, que le dije toda la verdad sobre mí. Incluso ni la chica de ojos azules sabe esto: le tengo terror a la noche. A sus estrellas, a la luna. Quizás por eso fumo sin parar, llenando de humo y fuego mi vida, cubriendo los huecos que deja Soledad en mis venas con bombones de fresa y melocotón, atrapando al tiempo con series de televisión a las que le dio tiempo de triunfar y fracasar, e incluso, dejar de existir. Los días pasan, con sus madrugadas, cargadas de mis ojos abiertos y ojerosos, rezando porque pase rápido el temblique de dedos, leyendo los libros que nunca recordaré en el momento preciso, acordándome de todo lo que olvidé hacer.

¿Cómo lo disimulo? Creyéndome patrañas. Patrañas que de tan enrevesadas, acaban arrancando minutos a la realidad, mi realidad. Y me enamoran, me odian, me visten, me hacen comer y llorar, me duchan, me peinan, me cantan nanas. Y las semanas, se van hilando en el diario de tragedias que firmo cada vez que doy un traspiés y me acuerdo de los imposibles a los que me atrevo a juzgar y creer vitales para que mis pies sigan andando hacia delante.

Si alguna vez digo la verdad, sobre mis temores, sobre mis amores, será aquí, disfrazada de letras y canciones. Porque eso es algo que no puedo evitar, que tú seas esa enfermedad. Tan encerrada dentro de mí que por mucho que retumbe, jamás nadie te escuchará. Unos días entretenida con mi risa, otros con mis instintos suicidas; la adrenalina de tener el poder de atraer visitas no bien recibidas.

Tu camino, despellejando cada milímetro de piel, contorneando cada sonrisa, separando mi yo con miedo a la noche, del yo que toma cafés y cigarros en la plaza donde las putas ganaban pasta no hace tanto. Tu camino, tan enfermizo, me hace ser mentirosa y cruel, me hace suicidarme en cada fotograma que tengo de ti y tus pataletas, tus vergüenzas, tus lenguas.

Tu camino, mi suicidio. Mi final, envuelto en celofán, mi cuerpo brillará para siempre. Tu camino, tan calcado en la orientación de mis arterias, arrastrándome por películas de terror. Tu camino, mis ganas de irme por mucho tiempo. Tranquila, sin nadie, sin tus días inoportunos.





"Broken hymen of your highness I'm left black.
Throw down your umbilical noose so I can climb right back"
Heart-shapped box. Nirvana.

- Siento ser pesada con ellos.
Él. O quién sea.
Pero realmente,
es lo único que entiendo desde hace una semana.



lunes, agosto 15

It’s true, most die in your bedroom.

Gelatina verde,
Dígame la verdad,
¿Cuántas veces pensaste en desquiciarme?
Te odio de veras,
Tan pacífica,
Te hincaría mi tenedor,
Pero eres tan escurridiza.

Gelatina, dígame,
¿Es verdad que mis dolores le hacen reír?
La noche y controlar mis voces,
Es gracioso, ¿no?

Cuando te meriende,
Te acostarás en mis venas,
Jugarás con mis vísceras,
Te dará un subidón la bilirrubina
Y te vomitaré; caerás en la acera.

Tus burbujas verdes dirán:
Hagan paso,
Ya llegó,
El circo estival,
Con melenas de león,
Lenguas afiladas
Y narices congeladas.
Hagan paso,
Ya llegó,
El circo de la chica que nunca se desnudó.

Buen intento, a la próxima será.


"Am not surprised.
I got my head caught underneath the ice.
No, I am not surprised."

domingo, agosto 7

Polly wants a cracker.

Fotografías que simulan disparos en la frente.

Costuras de papel y tragedias,
Diarios de la noche,
Cementerios del bien,
Estatuas de mármol en flor.

Galletas que disuelven tu llanto,
Añicos y migas,
Ojos infectados y cristalizados,
Restos del incendio.

Perdona a la vida,
Por darte venas y costillas,
Dientes y acné.
Perdónala,
Ella no quiso ser cruel.




"I´m so warm and calm inside.
I no longer have to hide.
Let's talk about someone else.
Steaming, soon begins to melt.
Nothin' really bothers her,
she just wants to love herself."
You know you're right. Nirvana.





jueves, agosto 4

Mal, cuando jugué al despiste.

Tengo miedo. Por eso escribo con un bolígrafo rojo, para dar cobijo a las fuerzas que me faltan. Barrigas infectadas del enganche al mirar atrás, sonrisas tímidas que sucumben con la aparición de las historias que dejé en otros lugares de la tierra.

Terror al ver qué drama se guarda la vida para mí y una garganta afónica de gritar en las pesadillas que protagonizabas, acordándote de lo que pudimos ser. Consonantes que suenan a tu carné de identidad y citas que siempre arden en nuestras sienes. Cruces de cables chamuscados y retorcidas manías de crucificarme al sol para que entiendas cómo duele comprenderte tan bien y para más inri, huyas tan lejos. Pánico y cigarros que tiñen de un amarillo oriental mis dedos, mientras observo cómo compran a mitad de precio las camas que se quedaron vacías y frías.

Luces que alumbran los dientes que me mordieron los brazos que intentaron abrazarte en la estación de esa capital del sur, y papeles guardados de la denuncia al cielo, solo fue una estrategia para tenerte cerca unos minutos más.

No recuerdo otro motivo que ese.



"Cuando estés en vena,
acuérdate de mí,
trataré de hondear mi bandera.

A veces no hay manera.
Seré la noche entera.

Queríamos vivir
sin tener que contar las estrellas,
cuando me di la vuelta
estabas empezándote a vestir.

"Esa canción me suena",
dijiste para ti,
sin saber encontrar la respuesta."

domingo, julio 24

Es lo que había, mírate bien.

Ya ves, el mundo sigue girando ya mueran 300 o nadie. Ya digan la verdad las noticias o no. Es fácil combatir en un mundo donde tu corazón, sobresaltado, cualquier día pegue un batacazo y le de por dejar de luchar. Luchar, porque esto no es un camino lleno de rosas con espinas, son aguijones, que me hacen vomitar, que sus fiebres agónicas me traen imágenes de lo que fue el mundo en otra situación, vestido de esmoquin, haciendo gala de sus "mejores años". Es realmente repugnante admirar que de esos años ya solo nos quedan las fotografías trucadas que llegaron a nuestras manos. O quizás ni eso, la historia que sabemos es la que ignoramos. Todo es como de mentira.




Seguramente la salvaje y extraviada sea yo, con mis palabras llenas de mugre y soledad, sin acierto, una línea sobre otra, esperando hilar una con otra, y de ahí, salga un paño lleno de historias enojadas, catastróficas y asquerosas. 


Será que odio hablar en público.
Será que nadie se acuesta a mi lado.
Será la luna, que ayer estaba a la mitad.


O será mi vida, que de tanto para arriba y tanto para abajo, me tiene mareada, inculcándome lo mediocre de pensar en que quizás, un mañana y de ese mañana, salga otra gente, otra forma de querer, otros semáforos, otros cafés. Por decirlo, que no quede. 




"Tristemente puesta en pie,
acaricias con los dedos la esperanza muerta,
la torpeza y la vergüenza de este año,
que no fue ese año que esperábamos tener.

Y lamentas con miradas
lo que no se puede ni explicar.
Lo que no has guardado,
porque al no ser lo esperado,
no quisiste ni archivar ni un solo momento,
ni un segundo odiado.

Repetimos los errores,
que si antes eran grandes,
ahora son enormes.
Lamentamos no tenernos uno al otro
y darnos flores,
que nos alivien un instante,
cambien todo y nos perdonen.

Nuestra falta de cabeza es peor que la pobreza,
porque no nos ha dejado tener nada."





"La era de la mencionada sociedad de la información es también la de la producción de estados mentales. Hay que enfocar por tanto de forma diferente la cuestión de la libertad y la democracia. La libertad política no se puede resumir en el derecho a ejercer uno su voluntad.

 Reside también en el derecho a dominar 
el proceso de formación de esta voluntad."

(126:1997) Historia de las teorías de la comunicación.
Armand Mattelart & Michéle Mattelart. 



sábado, julio 23

Y los vicios; los prejuicios reinaban por todas partes.

"[...] No existían lazos ni haces; el progreso solitario,
Como serpiente cortada, se retorcía en la tierra, 
Sin ser capaz de reunir los trozos con el esfuerzo;
La esclavitud, orillando los pueblos hacia la muerte,
Los encerraba en el fondo de un circo con sus fronteras
Vigilados por dos bestias, la Guerra y la horrible Noche.

[...] Leer era como un foso, y creer era un abismo;
Los reyes eran las torres, los dioses eran los muros;
No se podían salvar tantos oscuros obstáculos;
Si uno quería crecer, se encontraba la barrera
De una creencia salvaje o de un dogma sanguinario;
Y, en cuanto al porvenir, prohibido pensar en él."

Victor Hugo, <<Siglo XX: I. Plena Mar>>
La leyenda de los Siglos, 1883.


Guardarte dentro de mí, que gotees como si se tratara de una avería de mi corazón, es lo único que quiero tener en cuenta a lo relacionado con tu nombre y tus idioteces. Que te hagas, poco a poco, con cada uno de mis huesos y su calidez, dentro del caparazón que negará conocerte a quien pregunte desesperado por ti. No es perder la oportunidad de quererte como si no hubiera mañana, simplemente, son las ganas de no marcar una cruz en esta época de mi trayectoria. Tan feliz y divertida. Con esos vicios que me hacen una salvaje, junto a tu forma de creer en la vida y en los que te rodean, partiéndote las caderas con ese cualquiera. Amarte de esta forma, es aceptar un futuro lleno de obstáculos invisibles a ojos que no conozcan el aire que acepta mis pulmones, infectados de ti.

Prometo hacerlo hasta que desaparezcas, sin darme cuenta, te caigas de los bolsillos que te dan calor, que te hacen feliz desde lejos, que te cosen el corazón.

lunes, julio 18

Quiero mi parte de lo bueno.

Se ha hecho tarde para pedirte perdón 
por tanto desnudarte en mis sienes.

Fui a romper tu corazón con diamantes, para verte reír. No fue más que la tontería más grande que hice en mi camino de circunstancias. En la guerra de pasiones engendradas en noches alcohólicas, pude observar mi derrota. Los dedos me sangraban de ver cómo te rompías, colmando tus vicios cambiando las horas de los relojes que te obligaban a morir.

Y es que olvidaste comentarme que, tu piel está hecha con cartón criado bajo la lluvia de la ignorancia, tan duro como la piedra. Que tus ojos están envenenados de ver tantos cielos caídos a tus espaldas y tantas estrellas jugando a no ser nada. Esa boquita que gritaba “arruíname”, no ha sido más que la nana con la que te dormías al llegar a este mundo tan ingenuo. Cuando los diamantes te entretuvieron, pude destrozar poco a poco tu interior. Mil espejos cayeron, ahí estaba yo y mis excusas reflejadas, de todos los días que te quise en silencio. Todo lo que había alrededor se puso triste y no pude soportar el llanto de la vida, que tus venas estaban encharcadas de dolor. Decidí llevarte a casa y curarte, con saliva y tiempo, te hice a mi cuerpo. Pero jamás entenderías más allá de los huecos de la nariz y las orejas. Casi gilipollas, te marchaste cojeando de mi caverna y entonces, pude dormir. Pude vivir.

Solo te puedo decir: qué pena ser así.”


"Una vez, si mal no recuerdo,
me tenías en la punta de los dedos.

Asustado, sintiéndome enfermo,
como una temporada en el infierno.
Intentando ver una salida,
encontrando más problemas todavía."





viernes, julio 8

I've been insane (pero ya se me pasó).

La niña era para comérsela. Tenía las mejillas como las fresas y los ojos más amarillos que la cerveza, menos amarillos que el Sol. Su cuerpo era menudo y usaba zapatillas llenas de escupitajos: acostumbraba a vomitar después de cenar, atascada de tragar lágrimas mientras la Luna le robaba la compañía. 


Sus manos eran extrañas, parecían patas de elefante, razón por la que detestaba cualquier contacto más allá de los abrazos. Quizás esa fue la razón por la que perdió el control aquella noche y se quedó sin la panda de borrachos que la perseguían para meterle las manos bajo las bragas. A veces, vestía pelucas y trajes super heroína, para que la equivocaran con las estrellas que faltaban en su vida, agobiada de tanta oscuridad. 


Nunca tuve clara la solución que decidió engendrar en las noches de lujuria que pasó con los cristales rotos de su pequeño corazón y las veces que se le fue la pinza con el silencio. Quizás al pegamento (otro amigo traicionero), le diera pena que la soledad metiera los deditos en las llagas de sus rodillas desvencijadas de tanto rezarle a la señora Canina. 


Entre tardes y madrugadas, consiguió hacerse con cuatro espejos, donde solo se reflejaba ella, y se veía:

  1. La espalda: las veces que no debía olvidar los ojos que la clavaron en las cruces alternativas, esas músicas que entendían solo los descarriados.
  2. El lateral derecho: aquellas otras veces, que llevó la razón y nadie la escuchó.
  3. El lateral izquierdo: los impulsos que nunca superó.
  4. Su cara: ella y sus mil historias de mierda.
     
- Juraría que había algo más, quizás el trozo de corazón que se les escapaba entre gemido y melancolía, entre cafés y películas. Qué sé yo.


Cuando nadie la vio y dejaron de reírse de alguien, la ciudad sufrió un infarto; demasiado estrés acumulado. Ella fue feliz con sus espejitos y aquellos reflejos, arco iris que hacían el amor con el sol. Sus amigas, nunca más se volverían a escapar. 


"I've been in pain hope it doesn't show.
I've been insane well the time is slow.
Don't you want sunshine instead of phony lights?
All your billboards in light.
I want big fight against the baby inside.
That your mistaking for pain!"


"No es solo un yonqui más tocando una canción".

miércoles, julio 6

What's wrong with you? I'm ordinary.

"Si bien la naturaleza provee las materias primas, el hombre debe empeñarse para sobrevivir. Si no fuera así, todavía estaríamos en el Edén.

En el mundo de Disney, nadie trabaja para producir. Todos compran, todos venden, todos consumen, pero ninguno de estos productos ha costado, al parecer, esfuerzo alguno. La gran fuerza de trabajo es la naturaleza, que produce objetos humanos y sociales como si fueran naturales.

Por lo tanto, el origen humano del producto -de la mesa, de la casa, del auto, del vestuario, del oro, del café, trigo y maíz (que vienen de los graneros, directo de los almacenes y no de los campos, Tío Rico 96) - ha sido suprimido. El proceso de producción ha desaparecido y toda referencia a una génesis también: los actores, objetos y acontecimientos del proceso jamás existieron. Por lo tanto, lo que se ha sustituido de hecho es la paternidad del objeto, la posibilidad de ligarlo con una energía creadora. Aquí hay que volver a esa interesante estructura en que el padre del niño se ausentaba. La simetría entre la falta de producción biológica directa y la falta de producción económica no puede ser casual y debe entenderse como una estructura paralela única que obedece a la eliminación de este mundo del proletariado, el verdadero generador de los objetos o, en palabras de Gramsci, el elemento viril de la historia, la lucha de clases y el antagonismo de intereses. 

Disney exorcisa la historia: mágicamente expele el elemento reproductor social (y biológico) y se queda con sus productos amorfos, desoriginados e inofensivos, sin sudor, sin sangre, sin esfuerzo, sin la miseria que estos productos crean ineludiblemente en la clase proletaria. El objeto en verdad es fantástico: no hay para qué imaginar lo desagradable que termina relegado a la sucia cotidianeidad y a los barrios marginales. Lo imaginario infantil le sirve a Disney para cercenar toda referencia a la realidad concreta. Los productos históricos pueblan y llenan el mundo de Disney, se venden y se compran ahí adentro incesantemente. Pero Disney se ha apropiado de esos productos y por ende del trabajo que los generó, repitiendo lo que la burguesía ha hecho con la fuerza de trabajo del proletariado. Es un mundo ideal para la burguesía: se queda con los objetos y sin los obreros, a tal punto que, cuando aparece en escasas ocasiones una fábrica (cervecería), nunca hay más de un trabajador, que generalmente aparece como un cuidador (Tío Rico 120). Es como si sólo fuera un agente policíaco, el protector de la fabricación autónoma y autómata de su patrón. Es el mundo que han soñado desde siempre, acumular la riqueza sin enfrentar su resultado: el proletariado. Ha limpiando de culpa los objetos. Es un mundo de pura plusvalía sin un obrero, por diminuto que fuera, al cual darle una retribución."


(1972:101-102) Para leer al pato Donald, A. Mattelart & A. Dorfman.

lunes, julio 4

Let me live my life on hold.

Me llevó poco tiempo aprender del camino de las vertebras quebradas, de las cejas sin bautizar. Cuando creí saber la mayoría de frases hechas para salir de las garras de la inmadurez, mis huesos se engancharon con los enredos de los maravillosos y lascivos vicios que in-visibilizaban la verdad verdadera. Tan puta como las caderas de mi vida. Y ya nunca volví a confiar en brazos que le sobraran cicatrices de madurez ni en aquellos chalecos llenos del chocolate de tus adentros.

Romperte la cabeza a trompazos con el elefante de tu habitación: esta vida son demasiados sueños destrozados. Y cosidos, formarán las sábanas que tapen mis ojeras en los diciembres que quieren ser primavera. Levantarnos en un día espeso, que no queden ganas de tirar cohetes para espabilar al sol y sus veranos. Me faltan acentos y aciertos para que mi sistema siga evolucionando, quizás un polvo de lo que hacen historia, manchas en la memoria.

Quisiera reconocer que me encantaría sentirme estupendamente todos los días de cada semana del mes del año, pero es tan doloroso caer en los brazos del demonio de la razón, que prefiero aguantar el calor de las llamas solitarias y verdes de mi infierno particular, a sostenerme con las tiras de los intestinos que no sobrevivieron al batacazo de la inocencia perdida.

Demasiadas piscinas llenas de piernas que las sobredosis de azúcar y sueños cursis, como para andarme con tonterías.

Julio ya empezó.




"Have you seen them?
The words cut open
your poor intestines.
Can't deny.


(...)

Don't keep my loving on my mind,
'cause it's messy yes this mess is mine.
Well mine is mess yours is maybe nine.
Look we have similar stitches.
Look we have similar frowns.

(...)

Violent ends with friends that go."



lunes, junio 27

Camiones destrozando gatos pardos.

"Yo solo me movía con demasiado énfasis. Tú solo gritabas mi nombre en canciones conocidas. Quizás fuera el alcohol o las historias que nos gusta repasar los domingos. Yo que sé, solo recuerdo que salimos.


Salimos por disfrutar. Pero llamaron a la policía.
Más luces, más desastres. La ambulancia, demasiado estridente. 


Nos diagnosticaron soledad y los espasmos, soluciones del cuerpo debido a un alto grado de lenguas mascadas en una sociedad intolerante y degradante. La tensión la teníamos aburrida y la mente como Vietnam y sus guerras nunca comprendidas. Y sí, después dijeron que solo éramos epilépticos drogados de sexo. Habrá que ser hijo de puta para creérselo."








"Comin' up only to hold you under.
To know you is hard and we wonder
to know you all wrong we were."



- Cada día pienso menos que algún día, un quizás, un levantarnos junt.



viernes, junio 24

Al fin y al cabo, todo tiene su final.

Debilidad y palabras sueltas.
Carnes envueltas en litros de infidelidad.

Una locura desternillante.
Desentonan(s)te.
Ven.
 Que se cuiden otros.
No te pido un "siempre".
Necesito un "ahora".

Tírate conmigo.
Las rocas son blandas con tanta cama.

Desenvuelve mi cuerpo de tanto dolor.
Desenvuelve.

Hagámoslo muchas veces.

En cuartos de baño,
en probadores,
en duchas,
en sillas,
en sofás,
en tus piernas,
en escaparates,
en restaurantes con gente.



--- Notas de una mente calenturienta con exámenes.


http://www.goear.com/listen/14d7990/empathy-crystal-castles
Cuando esta mujer se suicide o se pase con las pastillitas, los polvitos y el vodka mi vida será una mierda.
Sí, dependo de sus ojos. 


JODER.
QUIÉN.


Corazón de robot, dime, ¿tú cuánto me quieres?
3 ó 4. La respuesta acertada es: 3,5.