jueves, agosto 4

Mal, cuando jugué al despiste.

Tengo miedo. Por eso escribo con un bolígrafo rojo, para dar cobijo a las fuerzas que me faltan. Barrigas infectadas del enganche al mirar atrás, sonrisas tímidas que sucumben con la aparición de las historias que dejé en otros lugares de la tierra.

Terror al ver qué drama se guarda la vida para mí y una garganta afónica de gritar en las pesadillas que protagonizabas, acordándote de lo que pudimos ser. Consonantes que suenan a tu carné de identidad y citas que siempre arden en nuestras sienes. Cruces de cables chamuscados y retorcidas manías de crucificarme al sol para que entiendas cómo duele comprenderte tan bien y para más inri, huyas tan lejos. Pánico y cigarros que tiñen de un amarillo oriental mis dedos, mientras observo cómo compran a mitad de precio las camas que se quedaron vacías y frías.

Luces que alumbran los dientes que me mordieron los brazos que intentaron abrazarte en la estación de esa capital del sur, y papeles guardados de la denuncia al cielo, solo fue una estrategia para tenerte cerca unos minutos más.

No recuerdo otro motivo que ese.



"Cuando estés en vena,
acuérdate de mí,
trataré de hondear mi bandera.

A veces no hay manera.
Seré la noche entera.

Queríamos vivir
sin tener que contar las estrellas,
cuando me di la vuelta
estabas empezándote a vestir.

"Esa canción me suena",
dijiste para ti,
sin saber encontrar la respuesta."

2 comentarios:

  1. Wow! Odio las estaciones de autobuses.

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  2. Anónimo0:26

    http://www.youtube.com/watch?v=DO5Jri61lTE

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Guapos y guapas