lunes, octubre 31

Algo en mí no funciona muy bien.

"Y si no encuentras fuerzas para salir de aquí,
yo las sacaré de donde sea y seguiré sin ti."

Siempre es posible encontrar lágrimas en otras bocas, lágrimas olvidadas, que justo cuando se vuelven a escuchar, hieren como la primera vez. Medicamentos instalados en vicios colectivos, arrancando un aullido en silencio de la garganta enrrojecida de tanto suspirar. Toser sin parar al ponerme nerviosa de tanto buscar y no encontrar razones para un paso adelante, que no sean dos para atrás, motivos inalcanzables a unos ojos ciegos de amor y vendiendo este círculo de espirales, se hace eterno el viaje hacia la nada. Preguntar al cielo, qué pasará, si harás vida normal después de tanta rutina dolorosa y cruel, arrastrada, maniatada a un pasado que solo conocen tus manos. Riguroso luto para tanta torpeza y remediar el fin, aceptando el final que el destino le quiera dar.


La clausura de tanto llanto, tanto versionar una misma historia, siempre trágica. Me lame el tiempo, los latigazos que me daban las carreteras solitarias de tus espaldas y la luna, tan alarmante como siempre, me muestra la verdad de toda mentira. ¿Tanto tiempo he sido capaz de entenderte? Y que yo, para siempre y jamás, seré la víctima y verdugo de este relato de idiotas. Todavía son capaces mis ojos de lastimarse, ante versos aletargados, con la poca luz con la que te vi la primera tarde de un julio de cojones, aquel diciembre de los sietes. Continúa mi paso por la sangre, que derramada y hastía, graba el mismo nombre en una piel harta de romperse por el absurdo de la tortura que da permiso cada uno de los tropiezos que da mi frente contra tus cejas.

Mis ojeras, inocentes, nacieron en un febrero de frío y lluvia, nunca fuiste la razón de tanto terror al compromiso. Ya era un desastre antes de que decidieras unirte a esta escalera sin escalones que leven a algún lugar, otro lugar que la habitación oscura y pestilente, que aguarda el alma sin reposo que soy desde que tomé la determinación de morir, poco a poco, antes de llegar al ridículo. Pero sin embargo, llegado este, fui capaz de cruzarlo y presentarme con caras diferentes a la humanidad, esa que tanto odio en las semanas que alardean de rencor, por un mundo mejor. Y sí, tuve la oportunidad de ser feliz, muy feliz, pude cuidar del cielo y sus estrellas, pero hasta a este volví loco, empezó a amanecer a las 4 de la madrugada, y antes de que llegara el mediodía ya era una madrugada intensa. Fíjate, que tantas veces repetiste lo de que yo era demasiado clara para la oscuridad de la tinta que define las líneas de mi corazón, pero nunca conociste de verdad cómo me transformé en esa adolescencia sin vivir, música y despilfarro de cigarros atosigados, antes de que llegaras ya conocía los polvos blancos por la desgracia de pertenecer a un mundo en el sobran las canciones fraudulentas de sentimiento, al que le hace gracia llevarse a personas que se ríen a carcajadas de la Parca.


No hubo presentimientos, ni yo estuve al límite del vómito y la desesperación, mi barriga sufre de locuras enamoradizas y cría mariposas muertas, todas muertas, como estas hojas de cuaderno, rotas y amarillas, del tiempo, que pasa más rápido por las venas que te llevan enterrada. Tus ojos no fueron el fin del globo terráqueo que pisaba, porque yo nunca pisé este jodido suelo, mis zapatillas estan sucias de sociedad y desorden, y siempre llevo muy arriba el ánimo por si me encuentro con tus restos, no se note la sonrisa diabólica de comprender tanta paz, de verte derrotada y hecha mierdas. Y claro queda, mi amor, que no fuiste tú la que me enseñaste la violencia que da el querer de más, porque yo ya había destrozado muñecos viendo a esa parte de mí que salía de casa para siempre. Y es que, cuando llegaste, ya le lloré a la luna y el sol porque todo hubiera sido al revés, que no hubiera habido noche de junio, ni tarde de febrero y mucho menos, salud para recordarlos. Pero la vida pasa, y el encanto de este sufrimiento emana en el insomnio de observar las escenas que se repartieron para este rodaje irrisorio e inexplicable. También y lo sabes bien, pude decirte esto frente a ti, pero nunca tuve cojones de verte y gritarte lo mismo que has escuchado mil veces.

Porque fuimos una alucinación del Dios con el que no hablo desde que me caí con la bicicleta azul escaleras abajo, hasta perder la barbilla que siempre me caracterizó. Sabes que me he vuelto a enamorar, de imposibles, universos asombrados de existir, con tal de tener algo en qué pensar.

A pesar de comprender todo esto que escribo tan bien, sigo pasando mis días enjuagada en el odio y gusto de ver cómo se caen las torres más altas que me hacen sombra, el mundo se va a la mierda, la gente que te "quería" es demasiado tonta para verte bien, y si lo hicieron alguna vez, se asustaron. He fundido todo lo que podía hacer después de tu desaparición y todo, todo se ha relativizado. Cualquier historieta me parece vana y aburrida, dime ¿qué hago?, con esta forma de ver las cosas siempre mal.

Y por último, sigo teniendo miedo a dormir con alguien a mi lado, no vaya a ser que me mueva, me despierte, me desvele, me quede mirándola y comprenda, que lo único que tengo que hacer es sentirme bien. Y así, vivir. Y ser feliz, pero eso es demasiado increíble para mí. Soy más vulgar y tengo naturaleza de hiperactiva, y prefiero estar errando mil veces por toda la eternidad, antes que una vida junto a un cuerpo que tendrá que soportar rabietas, desconcierto, arrumacos y follar hasta que la luna se canse de mirar. Jamás creo que pueda suceder, espero, al menos, tener fuerzas para rezar por que llegue y mantener la fe en mis pulmones, antes de que esta soledad enferma me descuartice una vez más.

"Y me suplicaste: déjame de una vez, déjame de una vez."



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