sábado, julio 23

Y los vicios; los prejuicios reinaban por todas partes.

"[...] No existían lazos ni haces; el progreso solitario,
Como serpiente cortada, se retorcía en la tierra, 
Sin ser capaz de reunir los trozos con el esfuerzo;
La esclavitud, orillando los pueblos hacia la muerte,
Los encerraba en el fondo de un circo con sus fronteras
Vigilados por dos bestias, la Guerra y la horrible Noche.

[...] Leer era como un foso, y creer era un abismo;
Los reyes eran las torres, los dioses eran los muros;
No se podían salvar tantos oscuros obstáculos;
Si uno quería crecer, se encontraba la barrera
De una creencia salvaje o de un dogma sanguinario;
Y, en cuanto al porvenir, prohibido pensar en él."

Victor Hugo, <<Siglo XX: I. Plena Mar>>
La leyenda de los Siglos, 1883.


Guardarte dentro de mí, que gotees como si se tratara de una avería de mi corazón, es lo único que quiero tener en cuenta a lo relacionado con tu nombre y tus idioteces. Que te hagas, poco a poco, con cada uno de mis huesos y su calidez, dentro del caparazón que negará conocerte a quien pregunte desesperado por ti. No es perder la oportunidad de quererte como si no hubiera mañana, simplemente, son las ganas de no marcar una cruz en esta época de mi trayectoria. Tan feliz y divertida. Con esos vicios que me hacen una salvaje, junto a tu forma de creer en la vida y en los que te rodean, partiéndote las caderas con ese cualquiera. Amarte de esta forma, es aceptar un futuro lleno de obstáculos invisibles a ojos que no conozcan el aire que acepta mis pulmones, infectados de ti.

Prometo hacerlo hasta que desaparezcas, sin darme cuenta, te caigas de los bolsillos que te dan calor, que te hacen feliz desde lejos, que te cosen el corazón.

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