Y te hacen temblar, mientras llego a la conclusión de arroparte,
mis manos se hacen mariposas que escriben pasteles en rosas:
La enfermedad degenerativa del sentimiento que enjaula cada una
de las neuronas en un sincronismo sin pausa y a veces muy divertido.
La luna necesita
dolores y pastillas
de algodón sin
azúcar y mentiras.
Colchón de esperanzas
que vuelan y marchitan
un estómago infectado,
nidos pertinentes del
invierno.
Te ríes y dientes,
diablos de calcio,
me devoran el labio
superior a toda luz,
interior o exterior.
Vives en un latido,
manipulados y roto,
suenas como Terror,
miedo del cazador,
hazme guarre.
Irías.
La música de tus uñas,
arañas (n) mi rencor,
de repente,
almas que fabulan un
final encantador.
Sustancias en ojos
que cristales rotos
al sol que llora
mañanas en tu espalda.
Te voy a:
piernas que abren
abismos curativos,
y mi sudor que
lapida toda vida,
perdida en querer
tener
mariposas en
juventud
que da
conferencias de cómo ser
tú.
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Guapos y guapas