jueves, noviembre 11

Hay pecados compartidos, que tú estabas tan cerca.

Se acumula en el vacío todas las cosas que deben hacerse, apretadas y sin oxígeno, marcadas con nuestro nombre. En el amplio fluir de las venas amoratadas, te encuentro a ti y tus ganas de irte, yo no estoy para nada. 

Una playa desvencijada por el roce de las olas, en su espuma hay palabras en silencio, en sus aguas, gestos y besos. Un sol que te marca la obertura al exterior y te quema el cerebro con dosis de tardes interminables en tu regazo. Una montaña, con hielo y nubes que duelen, es lo que queda de lo nuestro. Rocas duras, que es tu metralla y nace (las veces que te quise decir "te quiero" y se me olvidó), una nieve tan blanca como las pastillas que guardo debajo de la almohada. 

Si te dispones a destruir mis ganas de imaginar que algún día podremos reírnos contándonos las veces que me clavaste en tu cruz doblada y los momentos que hoy son canciones dedicadas a través del viento, no juegas en lo correcto, porque te guardo dentro, tan dentro como fuera me tienes tú a mí. No te puedo negar, ni voy a admitir, que hay veces en que me hubiera reventado por dentro con tal de expulsar las vísceras que te dejaron olvidada entre mis entrañas. Lo mío no son interpretaciones ni teatros con símbolos sacados de las mangas del chaleco gris, son fotografías y vínculos en un presente. 

La complejidad de mi espíritu, allana tu eclipse habitual, cuando te sentiste fatal, yo quise verte saltar, cuando empecé a vomitar, tú deseabas que te dijera la verdad. Y en esa mezcla de armonía e incertidumbre, dejamos al destino sellar nuestras conversaciones, nuestros cafés fríos, nuestros colores hortera de mobiliario, nuestras gafas de miopía, nuestras chucherías, nuestros conciertos comerciales, nuestros proyectos inalcanzables, nuestras mentiras para que todo fuera mejor y menos doloroso (ay Dios, si yo hubiera sabido todo lo que sé hoy, desde la más sabia objetividad), nuestros polvos en servicios descuartizados de compasión, nuestros recuerdos, ¿nuestros recuerdos?... hoy todo son cartas, notas y vidas aisladas ( y olvidadas). 

No quiero verte. No quieres verme. No queremos vernos
Sabemos que muchos destrozos se pudieron evitar, muchas llamas pudieron alcanzar más allá.
Nos hemos hecho daño. Me has jodido la vida, como yo lo hice contigo. 

Y no sabes cuánto me alegro de poder reflexionar sobre esto riéndome, siempre me hizo gracia cuando te ponías nerviosa y no encontrabas otra respuesta que hundirte en la mierda de tus zapatillas. La misma que te hacía a ti, ver cómo mis dedos desaparecían tras ese ataque de ansiedad. 



"Esto es así, me acuerdo de cosas que no he visto, haber estado allí, me da lo mismo.

Tu cuarto en el que no voy a entrar, ya sé muy bien cómo es.
Tú lo llamarás cursileria, pero yo lo llamo mentalismo.

Te ríes de mí, yo mientras recuerdo cómo aprendiste a reír y cuándo, 
y te perdono". 

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