lunes, febrero 21

Mi casa está donde estás tú: los mismos ojos, la misma luz.

Hoy he pensado en ti más de tres veces. No he contado aquellas en las que no te he desnudado, no valen la pena. He olido uno de esos sentimientos que te llenan la garganta, estuve quieta unos minutos para atender a todo lo que pudiera ser. No sé, tengo asumido que cuando te vea vamos a morir las dos en mi cabeza. Pero hasta entonces, quiero intentarlo. Hablo de un futuro no muy lejano, cuando el Sol traiga la depresión, cojas tú mis manos y yo no tenga nada que decir. He perseguido aquellas manías que te hacen más real, rota por mis palabras afiladas prestadas a los poemas que no me gustan leer en voz alta, después de haber violado el silencio de la noche con tus gritos. Esas noches que son solo tuyas. No me hacen gracia esas camisetas que dejan ver los besos que nunca echaremos de menos. 

He de admitir que no comprendo cuando no te veo. En cada nube, en cada huella, en cada letra, en cada color, veo parte de tus vísceras y daría parte de mi libertad con tal de que pases una noche a mi lado; en bragas y sin sujetador. No fumas y te molesta el humo, por esos mis mensajes no podrán llegarte jamás, los cuelgo en cada aro de oxígeno y melancolía. Solo puedo pensar en ti, tan paralizada en mi cerebro, dividida en porciones desequilibradas en mis comidas. Te observo y te disfruto, sería perfecto poder arrancarte una sonrisa de esas que me consumen. Sería tan precioso no quererte tanto como tú desconoces de mí; y más. No puedo caminar, pero sigo llena de ti, eso satisface cada partícula de corazón que salta a mi cabeza por verte despierta. El café te da cagaleras y el frío no te congela las cejas. No sé si cuando nos rocemos será una catástrofe, pero tengo que confesar que cada subterráneo que he montado en mis paranoias circulares (y siempre viciosas) puede ser destrozado por tu presente; no me importa. Eso significaría que cada sombrea que arrastran mis traspiés pueden convertirse en monstruos colgando de mi esqueleto.

 Tú encerrada entre mis pulmones y las costillas, tus parásitos enclaustrados en mi cráneo.


"Los mismos clavos, la misma cruz, 
los mismos clavos, el mismo ataúd."

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Guapos y guapas