sábado, febrero 12

Tengo miedo de desordenar tus vicios

Paseando por la ciudad, tal día en el que me sentía miserable, perdida y absorta en mis ideas e imaginaciones de mundos en los que ser una parte de la bohemia no era delito de estado, observé aquellos personajes vestidos con trapos vendiendo perfumes robados, otros tantos pidiendo limosna a cambio de direcciones sobre cómo y dónde aparcar, pequeñas cabecitas curiosas que pedían a voces que el señorito Viernes llegara antes de lo esperado, máquinas que hablan y te invitan a café, ojos cansados de leer lo mismo para no entender nada, corazones revueltos entre la marea de sangre sin oxígeno que enmarca sus esqueletos, humo de los cigarros a los que me falta dinero para llegar, trabajos no recomendados para la salud, estados de ánimo repetidos: ansiedad y pastilleo crítico para poder levantar las pestañas cuando no se llega a fin de mes.

La música que escucho me llega a aburrir cuando por mucho que avance, todo sigue igual. Los jóvenes de hoy no luchan, los jóvenes de hoy no saben qué cojones hacer con su vida. Solo entienden de guitarras desafinadas y ruidosas, de camisetas rotas, de gente que ha vivido hace treinta años, de polvitos que te convierten en dinosaurios débiles al amor, entienden de kilos y de estilos "raros", de amor, de sexo, de enfermedades venéreas, de qué hacer cuando llegas a los 27 sin haber cumplido ninguno de tus sueños de artista de rock pasado de moda. 

Entienden solo de escribir lo que tienen escrito en sus corazones: la muerte de sus padres. 

Sí, estamos muertos porque procedemos de personas muertas. Nuestro cuerpo son una mezcla de cenizas, sangre, trozos de carne fresca, fotografías de personas desaparecidas en la fisonomía del pequeño y poco más. No sé por qué tanto pedir a unos desequilibrados que no comprenden el mundo sin cenar cereales y celebrar el fin de exámenes como si de una revolución con éxito se tratara. No sé por qué confían en nosotros, nos dan los mandos de esta bola gigante si somos pequeños de cerebro y cuerpo. E individuales. 

Y entiendo de peor forma que nos carguen todos sus muertos, porque ahora es el momento de hacer algo nuevo, de romper edificios y quemar banderas, de salir de viaje y reventar las suelas de las zapatillas, de llorar y gritar, porque es justo el instante para salir corriendo a por más, porque somos jóvenes. Solo por eso. Y sigo sin entenderlo

Pero, sin embargo, continúo confiando en que la muerte me encontrará antes de convertirme en una carroza de colores apagados, vidas enterradas y huesos quebrados, confío en que esa señorita duerma conmigo en la cama antes de decir tonterías tan gilipollas por la puta boca. 


"Here's to the kids out there smoking in the streets.

They're way too young but I'm way too old to preach.

They know it all but they still ain't seen the truth.

Just play my song and I'll show it all to you."

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