miércoles, febrero 9

Se llenan los charcos cuando estás presente.


Fatídica noche.
Y el santo diablo se puso a rezar:
¿qué tienen los ojos de esa muchacha?
Pestañas que vuelven, cereza de escarcha.

Jugando a las cartas se puso a contar:
me sudan los cuernos si toco su pelo,
me crecen colmillos si veo su cuerpo. 

Cuando no hay remedio ya tengo la clave,
mortifico la carne con notas muy graves,
clavando saetas para que no se me escapen 
los trozos de tela que cuelgan del traje.

Jarramplas - Canijos sin fronteras

No suelo escuchar este tipo de música, pero la verdad, esta canción la escuché en la playa, junto a mi padre hace casi tres años, antes que el destino empezara a torcerse mucho más de lo que ya estaba. Los versos no me pasaron desapercibidos, busqué por muchos sitios, a veces se me ha olvidado y no lo he vuelto a hacer, pero hoy, a esta hora 2:01 a. m., en silencio, se me vino a la cabeza esa pregunta sin respuesta "¿qué tienen los ojos de aquella muchacha?". Todo, por ahora todo, para mi mundo pequeño y frágil.

La canción, para aquellos momentos de esa playa con Juan, mi padre y muchas cosas más.



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